01 abril 2012



A veces, la gente viene para enseñarnos a vivir y se marcha simplemente para recordarnos que estamos vivos. A veces, no hay palabras para agradecer lo aprendido y para expresar el dolor de la partida.


¿Murió?...Sólo sabemos
que se nos fue por una senda clara,
diciéndonos: Hacedme
un duelo de labores y esperanzas.
Sed buenos y no más, sed lo que he sido
entre vosotros: alma.
Vivid, la vida sigue,
Los muertos mueren y las sombras pasan,
Lleva quien deja y vive el que ha vivido
¡Yunques, sonad; enmudeced, campanas!

Antonio Machado.
Poema dedicado a D. Francisco Giner de los Ríos




A mi princesa de la boca de fresa

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