24 agosto 2013

la unión soviética queda al este


Era esa sensación de ahogo la que tanto temía. La que le dejaba sin vida pero respirando. Cuánto pesan las responsabilidades que nos autoimponemos y qué absurdas son, pensó mientras prendía su primer cigarrillo. 
Supuso que las personas no se van de nuestra vida cuando uno quiere, sino que siempre hay cabida a que aparezcan de nuevo. Pero por primera vez no estaba preparada para perdones ni más lágrimas. Tampoco para algún lo siento y alguna caricia en las manos. 
Se sintió vieja y se juró no amar en un largo tiempo, no ser capricho de nadie. Por las mañanas se quedaba a oscuras bailando frenéticamente y en cada atardecer imaginaba que algo bonito le sucedía. Pero nunca ocurría. 



Las cosas no son tan difíciles, chica - se dijo una mañana a sí misma - Así que deja de llorar y construye tu destino.

No hay comentarios:

Publicar un comentario