A veces volvemos a los lugares a los que fuimos felices para volver a revivirlos, a sentirlos, a arrancarnos viejas sonrisas y crear nuevas. Regresamos para contarle a alguien que allí creímos tocar el cielo una vez o para recordárnoslo a nosotros mismos en un silencio cómplice. Volvemos porque nos calma el alma o porque queríamos inundarnos en buenos recuerdos; o ambos.
A veces volvemos a los lugares a los que fuimos felices para volver a revivirlos, a sentirlos, a arrancarnos el llanto o para enfrentarnos. Volvemos para hacernos fuertes, para olvidar recordando, para decirnos que volveremos a ser felices en ese o en otro lugar. Regresamos para emprender el camino del adiós, permitirnos flaquear por última vez o para hacernos más fuertes y perdonar el alma.
A veces vuelvo a ese y otros muchos lugares donde una vez fui feliz -contigo o sin ti- o al menos, creí serlo.
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