Me sobrevino una feliz época
de pequeñas cosas.
Me
moría por verte,
por hablar contigo.
Sacabas lo mejor de mi.
Pero algo me decía
que yo nunca iba a encajar en tu mundo.
Nunca estaría a esa altura,
en ningún aspecto
y sentido.
Pese al miedo, arriesgué.
Aposté.
Prometiste ser el mejor postor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario