22 enero 2014

con G de J


Geogina llevaba días pensando en entrar a una iglesia o en defecto, a un lugar lo suficientemente frío como para congelarle el corazón y dejar de sentir. Se sucedían las casualidades y sentía algo raro, esa mezcla de noséqué de no quererse y querer dejarse querer que a veces le invadía. No entendía nada pero todo encajaba sin permiso, sin aviso, sin respuestas. Quizá solo fueran ganas de amar, besar, bailar o correr; pero no sabía si estaba preparada. Estaba en mitad de la película y quizá ese era el comienzo del final.

Jaume miraba el techo de la habitación mientras sonaba de fondo esa canción tan suya, tan de ellos (sin saberlo). El calendario había sido caprichoso y se le arremolinaban sus rizos en el recuerdo. Quizá le acompañara al fin del mundo o de su abismo. Puede que descubriera lo que le pasaba a la chica del fondo del cuadro. No entendía nada pero todo encajaba sin permiso, sin aviso, sin respuestas. Sabía que quería querer pero no sabía cómo saber cuándo había llegado. 



¿Se querrían o serían amantes fallidos, de esos que el destino hace saber de su existencia para después separarlos? ¿Serían siendo o sin ser?¿Cuál era el miedo?


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